domingo, 4 de marzo de 2012

Boletín de Historia - Primer Cuatrimestre 2012


¿Quienes somos?

Quienes conformamos La juntada en historia hace un tiempo ya que nos venimos reuniendo con el objetivo de reflexionar y actuar intentando transformar aquellas cuestiones que no nos cerraban de nuestra carrera. Con muchas limitaciones, las típicas de aquellas búsquedas políticas que no parten de la suposición de que sabemos las respuestas para todo, fuimos proponiendo espacios y actividades al conjunto de la carrera, teniendo siempre como norte aportar a la reflexión crítica y creativa de lo que producimos y reproducimos como futuros historiadores.
            Entre otras cosas, hicimos charlas y seminarios, presenciamos todas las reuniones de la Junta Departamental – aunque no tengamos representación – y difundimos todo lo que pasaba allí haciendo y socializando informes (los podés ver en www.lajuntadaenhistoria.blogspot.com). Creemos que el manejo de la información es una de las premisas fundamentales para organizarnos y poder actuar sobre la realidad circundante. Además, difundimos, impulsamos y participamos de las primeras jornadas por la reforma del plan de estudio que comenzaron en el 2009 y durante el 2010, a pesar del reflujo continuamos con las reuniones para discutir qué carrera tenemos y cual queremos con compañeros estudiantes y algunos docentes. Durante el 2011 participamos del proceso con la clara posición de no dejar que los debates se patéen para adelante en función de los intereses de uno u otro sectorcillo, impulsando de lleno la discusión de la democratización de la junta pero no sobre las bases declamativas a las que estamos tan acostumbrados, sino proponiendo un cronograma de debate y de decisión para poner manos a la obra.

Para ingresantes...

¿¿¿Qué materias curso???

Si es tu primer año, algunas recomendaciones para organizar tu primera cursada.

Es obligatorio cursar Historia Social General. Hay varias cátedras para elegir, pero todas son bastantes heavies en cuanto a la bibliografía. Tratá de hacerla en el primer cuatrimestre de cursada. Junto a ella es conveniente hacer materias del primer tramo de optativas que son:

Dos materias a elegir entre: economía para historiadores, sociología para historiadores, antropología sistemática y geografía histórica.

Dos materias a elegir entre: historia de la ciencia y la técnica, Historia de los sistemas políticos, de los sistemas económicos, e historia de la colonización y la descolonización (éstas quizás pueden quedar para el segundo cuatrimestre o el año que viene).

Junto a HSG conviene hacer Economía que es tranqui (prácticos cursar con Glavich o Sartelli, los teóricos de Katz son muy buenos). Sino podés hacer Sistemática I (de Antropologia) en la que hay muchas cátedras para elegir (preguntarle a nuestros compañeros de Caracol Insurgente- La Juntada en Antropo- Mayoría en Junta de Antropologia) o Geografía es muy pero muy rara, porque despierta amores y odios (en realidad la cursa muy poca gente, pero si te interesa la demografía y la historia agraria argentina te la recomendamos).

No la hagas con HSG, pero no dejes de hacer, Colo y Descolo. Es larga pero muy buena. Versa sobre la historia de África e India desde el 1500 al 1960, continentes que no volverás a ver a lo largo de la carrera, como si ciertos pueblos, para nuestro actual plan, no tuvieran historia. También recomendamos, en caso que te interese el tema, que a la hora de optar por una de las cátedras de Historia de los Sistemas económicos, hagas la cátedra “A”, con teóricos de Octavio Colombo, al igual que Sociología, siendo, ambas buenas materias para tener nociones generales.

Otros datos para tener en cuenta:

Hay algunas materias que son con final obligatorio y otras que son de promoción directa (PD). 

Prestá atención a la hora de decidirte por una o por otra ya que las PD implican una mayor lectura durante la cursada a diferencia de las que tienen finales obligatorios.

Es muy jodido, salvo que casi no tengas vida, hacer mas de tres materias por cuatrimestre. Tené en cuenta que son largas y la mayoría con final obligatorio (y está bueno no colgarlos!!) Dos materias y un idioma son un buen equilibrio.

Las materias I (Antigua, Argentina, América) es mejor hacerlas más adelante, ya que pueden requerir de ciertos conceptos y análisis que las materias introductorias nos brindan.

A los prácticos te anotás (generalmente) en el primer teórico, donde suelen decirte, además, qué docente está en cada horario.
No dudés en preguntar que diferencias hay entre las distintas cátedras (hay materias con varias paralelas). Podes consultarnos, o ir a publicaciones y ver los programas.

Cualquier duda y/o consulta acercate a quien te dio este volante o a la mesa de quienes formamos La Juntada (Los necios, Un solo Grito, Plan B, Socialismo Libertario y Colectivo de Izquierda).


Una recomendación especial

Estudiamos "El capital" de Marx en filo


Dado que existe un vacío en el estudio teórico y en debates de dicha naturaleza en la carrera de historia nos propusimos desde La Juntada convocar al Profesor Néstor Lavergne para realizar un seminario sobre el primer tomo de El Capital, ya que él y su equipo llevan realizando esta tarea desde hace 10 años en la Facultad de Ciencias Sociales.

La novedad en esta ocasión reside en que a diferencia de los muchos grupos de estudio que se han conformado en nuestra facultad para  estudiar la obra de Marx, este será un espacio intensivo y válido para la currícula de nuestra carrera y de aquellos que la elijan como seminario opcional ya sean de antropología o geografía.

Varios son los objetivos que persigue este seminario titulado “El Capital. Crítica de la historiografía marxista”, el principal consistirá en profundizar en el conocimiento de las relaciones económicas propias de la sociedad presente y de comprender el carácter de sus vínculos con el resto de las relaciones sociales que constituyen la organización de la vida social y contraponer este desarrollo con algunos de los más importantes debates historiográficos dentro del marxismo

Para esto, se hará eje en las nociones de formación económica de la sociedad, modo de producción y relación social dominante, categorías profusamente usadas en nuestros estudios, pero muy poco debatidas y analizadas a la luz de la obra de Marx. Dichos conceptos no sólo son fundamentales para analizar su papel en el desarrollo de las determinaciones desplegadas en El Capital, sino también, y quizá lo más importante, para comprender sus vínculos con las formas de conciencia y las relaciones políticas. Esto es el concepto marxista de alienación y conciencia de clase.

Durante el curso se realizaran clases especiales donde cursaremos con compañeros de la Facultad de Ciencias Sociales con la intención de enriquecer la discusión desde distintas formaciones disciplinarias, dichas clases contaran con invitados para debatir temas específicos como Juan Iñigo Carrera, Rolando Astarita, o incluso Néstor Lavergne (padre) que ocupó diferentes cargos en ministerios de Cuba entre los años 1959 y 1968, entre los cuales se destacó su posición como director de Inversiones del Ministerio de Industria dirigido por el Ernesto “Che” Guevara, además de otros invitados a confirmar.

Por último desde La Juntada nos proponemos no sólo sostener e introducir con fuerza el estudio de El Capital de Carlos Marx en nuestra facultad, sino también desarrollar la reflexión teórica propia de los estudiantes, para eso invitamos a todos a participar en el seminario, y para aquellos que lo deseen, estamos trabajando para poder publicar en formato de revista las producciones de los alumnos a la finalización del curso.

No está de mas señalar la importancia del conocimiento y el manejo de la principal obra de Marx para la comprensión del proceso histórico que desemboca en nuestra sociedad capitalista en su actual crisis, pasando por los momentos de nacimiento de la nueva sociedad, su desarrollo desigual, el carácter dependiente de nuestra América en su desarrollo capitalista y la necesidad de superación de un régimen de explotación del Hombre por el hombre que ha demostrado hasta el cansancio criminal que lleva al planeta entero al sufrimiento, la opresión e incluso la extinción de nuestra especie.
¿Qué esta pasando en la carrera?


La Junta y su estructura

La Junta Departamental es el órgano tripartito de gobierno para la carrera. Está compuesta por 4 profesores, 3 graduados y 3 estudiantes, y cada claustro elige a sus representantes. En el caso de estudiantes, dicha elección se da cada 2 años. Este co-gobierno, posee, a pesar de contener a todos los claustros, un carácter bastante antidemocrático debido a que el reglamento de la Junta afirma que sólo pueden votar y ser elegidos por el claustro de profesores aquellos que sean titulares, asociados o adjuntos concursados, una “especie” semi-extinta hoy en la Universidad de Buenos Aires, ya que hay una carencia casi total de concursos y muchas veces, cuando los hay, resultan instancias poco transparentes (basadas más en los contactos y afinidades político-académicas que en el mérito). Por lo tanto una gran cantidad de docentes (la mayoría de los que nos dan clases día a día en las aulas, muchos sin cobrar nada) quedan excluidos de la participación en el claustro de profesores y deben hacerlo en el de graduados, sin importar que dicten clase todos los días o sean individuos totalmente desvinculados de la UBA: ambos tienen el mismo voto en el mismo claustro.

Algunas de las funciones de la Junta son: aprobación de cátedras, programas de materias, planificación de actividades institucionales, revisión del plan de estudios, realización de concursos, organización de jornadas y congresos, etcétera. Sin embargo, las decisiones de este órgano no son resolutivas sino que están sujetas a la aprobación del Consejo Directivo, órgano aún más antidemocrático, dado que se acentúa la disparidad en la representación de los claustros. 

¿El ANFHE?

A fines del 2010 nos enteramos que las autoridades de la facultad vienen participando de las reuniones del ANFHE (Asociación Nacional de Facultades de Humanidades y Educación) donde se están discutiendo las autoevaluaciones de los profesorados de Letras, Geografía e Historia. Este dato nos preocupa por varias razones, entre ellas porque hasta que dicha información circuló de boca en boca, de volante en volante, la gestión no había dicho ni una palabra acerca de su participación de estas reuniones (y nada y nada menos que la vicedecana figura entre las autoridades del ANFHE). Entonces nos preguntamos ¿por qué no se puso en discusión entre los miembros de la comunidad académica de nuestra carrera si se participaba o no del ANFHE? ¿por qué los estudiantes no podemos participar y llevar nuestra posición a dichos encuentros? Pero como somos intelectuales críticos en formación –y además somos un tanto desconfiados- nos seguimos haciendo preguntas y decimos ¿autoevaluarnos para qué? Si la respuesta y verdadera intención de estas reuniones es acreditar nuestros profesorados a organismos de evaluación externa como la CONEAU (que ya sabemos, ha aplicado desde su creación pautas de eficiencia mercantilista, lejos del conocimiento acorde a las necesidades del pueblo), desde La Juntada daremos una fuerte disputa por frenarla. Si somos muchos, nuestras voces se escucharán más fuerte, sumate vamos a consejo a que se pronuncien contra la acreditación!

No queremos a la CONEAU en filo, no la queremos en historia!. Queremos formarnos como profesores comprometidos con la realidad, decididos a aportar desde nuestro rol a transformarla.

¿Y la democratización?

En la carrera venimos de un proceso que se inició en el 2005, y significó la posibilidad de abrir una brecha en la hegemonía política de las camarillas modernas dominantes desde el 83. Logramos desestabilizar el status quo imperante con la lucha, la movilización masiva y la discusión abierta y participativa en grandes asambleas. Pese a esto, no pudimos resolver la cuestión del gobierno de la carrera: no hubo director ni funcionamiento regular, por lo que el funcionando se limitó a media junta por varios años. Se abrieron cátedras paralelas, se renovaron parcialmente los contenidos, salieron variados seminarios pero no logramos avanzar a fondo hacia una nueva forma de gobierno de la carrera con una participación real de las mayorías de la comunidad educativa, ni tampoco en una transformación de contenidos y  estructuras del plan de estudios. Con la elección del director (Rodríguez Otero) en 2009 a mano alzada, en una asamblea de 400 estudiantes, graduados y docentes dimos comienzo a una nueva etapa con la esperanza de poder avanzar. Creemos que la decisión tomada colectivamente por aquellos tiempos fue acertada y permitió que el departamento volviese a funcionar recuperándolo como ámbito de discusión y propuesta para las distintas cuestiones relacionadas a Historia. Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones del director y algunos graduados y docentes que tuvieron iniciativas interesantes, como las concurridas charlas sobre ingreso a la docencia e ingreso a la investigación, o las jornadas de debate para la reforma del plan de estudios, el proceso se estancó en estos dos años y no siguió mucho más allá de un diagnóstico de la carrera que tenemos, producto de la caída en la participación y la falta de iniciativa de los distintos sectores.

El 2011 fue un año movidito para la carrera de Historia: un director que finalizaba su período de ejercicio al frente del departamento, la ruptura de la alianza política entre Haciendo Historia (mayoría de graduados en junta) y dicho director saliente, Mariano Rodríguez Otero, una primera asamblea masiva y a la expectativa de las resoluciones que allí se tomasen, un programa de 30 puntos reivindicativos para la transformación de la carrera en el que poco se había avanzado, etc.

Tras un largo debate en distintas asambleas que recorrieron todo el primer cuatrimestre, se confeccionó un nuevo programa de 8 puntos reivindicativos enfocados en derribar los cimientos con los cuales se ha construido a lo largo de tantos años en la Universidad la fosilización de camarillas en los órganos de co-gobierno y la naturalización de la precarización laboral.

Con los objetivos en el horizonte, faltaban los pasos a seguir. Con respecto al problema de la democratización de la carrera, desde La Juntada en Historia propusimos que se realizara un plebiscito entre distintos proyectos para la reforma del co-gobierno, eligiendo uno el cual sería motorizando mediante la movilización a Consejo. El proceso de recepción de proyectos y la realización de jornadas de discusión en torno a la problemática serían motorizados por el departamento de Historia. Esto último requería de la elección a mano alzada de un director que reconociera a la asamblea como espacio de decisión y que cumpliera con lo mandatado por la misma. Este fue el camino elegido por la asamblea de la carrera, siendo reelegido en el cargo de director el profesor Rodríguez Otero.

El segundo cuatrimestre comenzó con plazos concretos para la reapertura de la junta, los cuales se dilataron y con ellos, todo el programa arriba descripto. Dado que los representantes del claustro estudiantil y de mayoría de graduados parecían no hacerse cargo de lo que ellos mismos habían votado y para lo cual estaban mandatados por la asamblea, presentamos el proyecto de plebiscito para la reforma de la junta con plazos concretos para la difusión, la realización de una encuesta a graduados sobre el tema durante las elecciones, recepción de proyectos, concreción de jornadas institucionales de debate y posterior elección. Dicho proyecto fue rechazado por la propositiva dado que Haciendo Historia presentó uno en contraposición. Se nos objetó que no teníamos en cuenta a las demás carreras, que los plazos eran cortos, etc. No obstante, en esa supuesta declaración de principios se esconde la dilación indefinida de la democratización, útil a quienes han logrado puestos en el co-gobierno para la defensa de sus propias camarillas. La pregunta de por qué en Historia y en otras carreras no se salda con la respuesta de que la junta de dicha carrera es la única en la cual la asamblea interclaustros tiene mayoría siendo ese el espacio institucional estratégico desde dónde podemos con facilidad torcerle el brazo a los modernos y al trincherismo. El proyecto presentado por Haciendo Historia no establece plazos ni formas, diluyendo en el tiempo toda posibilidad de acción con respecto a la democratización. El hecho de que lo hayan presentado en respuesta al nuestro demuestra que, más que la decisión política de instaurar el tema hay un deseo de proteger su propia camarilla.

Ante esta maniobra, se convocó a una nueva asamblea de la carrera para revalidar lo consensuado. Además se decidió realizar la encuesta a graduados, reconociendo la importancia de que se escuchen todas las voces en una problemática que atañe al conjunto de la comunidad académica.

Este 2012 tenemos que arrancar unidos y en acción en pos de la democratización, que se respete y se cumpla con el programa de 8 puntos reivindicativos para golpear con un solo puño a las camarillas donde más les duele.

La carrera la democratizamos entre todos!

De concursos y otras barrabasadas

A fines del año pasado, después de mucho esperar, se realizó el concurso para el cargo de titular de la materia Problemas Latinoamericanos Contemporáneos. Esta materia, dictada desde hace más de 10 años por el Dr. Gustavo Guevara y que cuenta con un plantel docente especialista en el tema, es una de las pocas cátedras (si no es la única) donde se hace un verdadero énfasis en la formación de los estudiantes en la investigación. Asimismo, la cátedra cuenta con equipos de investigación derivados de la temática que tratan durante el año, enfocados en procesos latinoamericanos (actualmente, existen 5 equipos que funcionan regularmente: México, Bolivia, Perú, Colombia y Cuba). Grande fue la sorpresa de muchos al enterarnos que después del arduo trabajo que ha llevado adelante  Guevara como titular en conjunto con numerosos docentes y estudiantes adscriptos, el ganador del concurso fue el Dr. Alejandro Schneider, titular de Historia de América III.  Si bien estamos completamente a favor de que se realicen concursos para regularizar la planta docente, no podemos dejar de señalar algunos elementos como mínimo cuestionables de dicho concurso.

En primer lugar, podemos marcar el hecho de que el Dr. Schneider ya es titular de otra materia que trata la misma temática espacio-temporal que la mencionada materia y que es del tramo obligatorio de la carrera (Historia de América III). Si bien entendemos que tanto el profesor Schneider como el Dr. Guevara están ampliamente capacitados para dictar una materia de este tipo, entendemos que la acumulación de cátedras con la misma orientación que se daría con el triunfo de Schneider, repite lo más rancio y criticado de la casta profesoral de la UBA, situaciones contra las cuales tanto los estudiantes como los profesores debemos enfrentarnos en pos de lograr una carrera y una Universidad más democrática y amplia.

Asimismo, creemos de notable importancia resaltar el trabajo realizado en estos últimos años por la cátedra Problemas Latinoamericanos Contemporáneos en la cual el Dr. Guevara se ha despeñado como Profesor Adjunto Interino, en tanto presenta una  dinámica de carácter innovador respecto al rol del estudiante y su acercamiento a la práctica de la investigación. Así, la dinámica que plantea la cátedra establece la elección por parte de los estudiantes desde el primer día de un tema de investigación a desarrollar durante toda la cursada, a partir de las herramientas teórico-metodológicas trabajadas en la misma, así como también  la convocatoria a formar parte de equipos de trabajo de investigación a todos los estudiantes interesados en profundizar temas puntuales comprendidos en el programa de la materia.  Por otro lado, el programa actual en la materia, pone especial énfasis en la incorporación de distintas herramientas de carácter teórico-metodológico para luego ser aplicadas en un proceso determinado a elección del estudiante.  Desde La Juntada en Historia entendemos que el espacio que brinda la cátedra es importantísimo, ya que intenta cambiar la lógica expulsiva y cerrada que tienen estos espacios normalmente, integrándonos como sujetos capaces de realizar una investigación sobre una problemática específica del período.

Un poco de discusión nunca viene nada mal

Malvinas y la soberanía: una disputa política e historiográfica

La puesta sobre el tapete del conflicto secular que involucra a Argentina con el Reino Unido de Gran Bretaña por las islas Malvinas a través de la política activa del gobierno de Cristina Fernández, ha generado todo tipo de discusiones, intervenciones, posiciones y declaraciones en Latinoamérica y el mundo. En lo que respecta al mundillo intelectual y académico, el denominado “mundo de la cultura” vernáculo, ha generado una gran inquietud y una participación muy activa en el debate, situando el mismo en la arena de los medio masivos de comunicación. Este fenómeno evidencia por lo menos tres aspectos centrales en torno a la problemática en sí pero también al debate y su entorno: la relación del intelectual o el historiador con la política,  la concepción de la historia en la que se inscribe o que configura, su mirada sobre la cuestión nacional y en particular sobre la soberanía.

Con la vuelta de la democracia y la llegada de Alfonsín al poder se instaló en nuestro país una idea distinta sobre la política contrapuesta a la radicalidad de los 70 y la política represiva y disciplinante del terrorismo de estado, donde se destacaba el rol de las instituciones democráticas, se ponderaba el consenso y la participación pacifica de los ciudadanos. La teoría de los dos demonios puso en plano de igualdad a las organizaciones políticas revolucionarias y el terror de estado, disociando la violencia de la política, entendiéndola como un mal en abstracto que aquejo a la sociedad civil indefensa. Esta cosmovisión tuvo su correlato en las ciencias sociales y en especial en el campo historiográfico, con la profesionalización de la historia, el fortalecimiento de la academia como productor de conocimiento legítimo, con las cualidades de la objetividad y la asepsia científicas, desprovisto de los vicios de la política. La modernización de la historia trajo consigo la utilización de nuevas categorías que corrieron el acento en el conflicto y la lucha de clases para abordar otros aspectos de la historia política, económica y social: el marxismo debía superarse. Así se conformó una nueva generación de historiadores que impulsó esta transformación y configuró una red académica de poder inserta en institutos, universidades, terciarios, editoriales, que todavía hoy ocupa un lugar hegemónico en el campo historiográfico argentino. Corrió mucha agua bajo del puente; hoy los  Romero, Sábato y otros personajes de otros ámbitos de la cultura están lanzados a la arena política.

La causa primigenia de este incómodo (para si mismos) cambio de ánimo, ha sido la irrupción de las masas en el 2001, que terminó de romper con esa idea ilusoria que la política debe ser consenso, evidenciando que el único consenso existente era el de las clases dominantes para llevar adelante las políticas neoliberales más nefastas, que ni la dictadura pudo aplicar, contra el propio pueblo. Producto de la rebelión, un sector de la burguesía aprendió la lección y recobró la iniciativa entendiendo que había que tener una política distinta respecto de las problemáticas sociales, corregir algunas políticas económicas, y sobre todo quemó los manuales del consenso a cualquier precio, asumiendo en la vida política otra vez la dinámica del conflicto como motor fundamental. Así, ya en el 2008, ante el inesperado lock out agrario y su posterior derrota electoral en el 2009 apostó a la movilización y a algunas medidas progresivas para apuntalar su base de adhesión. Así fue como el proceso de politización iniciado en el 2001 cobró otra vitalidad y un sentido por momentos distorsionado, y con un renovado impulso se llamó a la historia a la contienda, como arma y fundamento.  El gobierno tomo siempre la iniciativa y el status quo historiográfico respondió en defensa de sus posiciones ganadas, sin abonar nada nuevo a las discusiones. Así fueron surgiendo neorevisionismos remanidos más afines  al gobierno, o intelectuales orgánicos del kirchnerismo que disponen de los recursos para pregonar sus visiones que discuten con la historiografía mitrista u otros fantasmas de ocasión, como es el caso del instituto Dorrego, verdadero centro de creación de discurso sin ninguna seriedad científica, que agrupa desde Kirchneristas progresistas hasta la derecha revisionista mas rancia. La confrontación entre el neorevisionismo afín al kirchnerismo y los modernos y sus aliados circunstanciales, no han renovado un ápice las discusiones historiográficas, pero nos alertan sobre un nuevo acercamiento entre la política y la historia que abona el terreno para la irrupción de una historia contra hegemónica que dispute por abajo a las historias desde arriba. 

No es posible ni deseable hacerse a un lado de este debate si uno tiene intenciones de intervención política en la realidad en un sentido transformador y comprende la importancia que la historia posee para dichos fines. Este entrelazamiento debe ser bienvenido para quienes tenemos esperanzas y ansias de lucha por la liberación de nuestro pueblo. Para ubicarse en el debate es importante precisar posiciones. Para ir más allá de los requerimientos mediáticos y la agenda impuesta desde arriba, es necesario desmarcarse tanto de los rechazos como de las relativizaciones excesivas del tópico Malvinas provenientes de algunas voces de izquierda, o de los antes mencionados modernos que además piden mesura en los reclamos y vuelven con la perorata del consenso y la reconciliación; como de la propuesta central del gobierno, mezquina y tramposa de acotar el problema de la soberanía y la colonialidad al caso Malvinas. Aunque no podemos, ni queremos desdeñar la toma de iniciativa por las islas, esto no es más que una medida aislada e insustancial si tomamos el problema de la soberanía en sus variadas aristas.


De la discusión por la soberanía nacional a la lucha por la soberanía popular.
La necesidad de una mirada desde abajo, de una historia popular.

Si bien puede argumentarse sin pecar de conspirativo que el gobierno nacional utiliza el tema Malvinas en su provecho político esquivando otras temáticas más profundas y urgentes, al mismo tiempo da pie para una discusión que trasvase su horizonte político acotado. Al contrario de lo planteado  por los intelectuales anti k, que “la historia no es reversible”, entendemos que la historia reciente los contradice fuertemente, sobre todo si miramos América Latina. Impensado era hace una década que las luchas sociales de los pueblos originarios en Bolivia podrían doblegar al neoliberalismo y llevar a un representante propio, dirigente cocalero al poder y discutir palmo a palmo los destinos de Bolivia, luego de 500 años de opresión. Mucho se ha revertido en Venezuela, la cual pasó del letargo y el sufrimiento profundo de la colonización por la cultura imperialista viéndose prácticamente reducida a ser uno de los surtidores de combustible del imperio, a protagonizar una auténtica oposición al imperialismo norteamericano, impulsando uno de los procesos sociales y políticos más radicales del nuevo siglo, poniendo otra vez en discusión en el mundo la necesidad y la posibilidad del socialismo. Hoy en día la correlación de fuerzas en el continente, producto de la resistencia y la lucha, induce a un país como Chile gobernado por fuerzas neoliberales y conservadoras que en las ùltimas cuatro décadas se mostró genuflexo ante el imperialismo, a apoyar la causa de Malvinas, siendo unámine el apoyo en nuestro continente y muy fuerte en otras partes del mundo. La historia se revierte, se reescribe y reinterpreta continuamente, mal que le pese a sus dueños, que son también los dueños de las otras cosas, como bien lo dijo Rodolfo Walsh.     

La lucha por la soberanía ni empieza, ni termina con la lucha contra el imperialismo extemporáneo británico, aunque sí la incluya. Otros frentes son más urgentes y cruciales para la disputa antiimperialista contemplando incluso la importancia simbólica, estratégica desde el punto de vista geopolítico, y económica de Malvinas.  El modelo extractivo agroexportador que sostiene el gobierno K es la cuestión central a discutir si atendemos el problema de la soberanía, es la política frente a nuestros bienes lo que determina en buena parte el rumbo que toma el país y cómo se relaciona con el imperialismo: si lo enfrenta o es funcional.

Destaquemos para empezar esta paradoja ilustrativa. En la propia Santa Cruz, tierra de los Kirchner, se encuentra una de las minas a cielo abierto más grandes del país, en el Cerro Vanguardia, de una superficie de 514 kilómetros cuadrados y controlada por capitales británicos y sudafricanos. Aquí hay dos cuestiones a atender. La extranjerización de la economía y el modelo extractivo agroexportador.  El problema de la extranjerización de la economía lejos de mermar se ha agravado y genera un condicionamiento profundo de la economía y la vida social argentina. Un economista afín al gobierno puede sonar todavía más convincente: “La notable extranjerización de la economía argentina, al representar el 65 por ciento del total de las 500 mayores empresas del país, tiene un fuerte impacto en la estructura productiva en términos de actividades dinámicas, concentración de mercados y redefinición del patrón de especialización e inserción internacional.” Alfredo Zaiat. Pagina 12

Sin embargo el problema no se agota en la bandera de la empresa, sino que continúa en el propio carácter de la actividad económica y el desequilibrio que genera. En este sentido el caso de las actividades extractivas es paradigmático.  El funcionamiento de la minería a cielo abierto es harto conocido: destruyen la montaña, consumen millones de litros de agua por día, contaminan con cianuro y otros desechos el agua y los suelos, se llevan ganancias de miles de millones al año y dejan regalías por el 3% al estado, que encima también cuando puede los financia. Son decenas los emprendimientos de este tipo a lo largo y ancho de la cordillera. En las últimas semanas ha salido a la luz nuevamente el caso de Bajo la Alumbrera en Catamarca. En los medios masivos se ha visto como el gobierno provincial y nacional reprimen a los luchadores sociales defendiendo con garrote en mano y argumentos irrisorios en puestas en escena payasecas a las mineras. Siguiendo la historia de las luchas sociales no sólo podemos ver las razones profundas de la revitalización del reclamo de Malvinas sino también en su presente rastreamos las coordenadas de otro rumbo posible en la lucha por una soberanía popular contra el saqueo y la explotación.

Por otra parte, La tragedia de once puso sobre el tapete una vez más la continuidad del desastre de los noventa en materia de servicios públicos donde capitales foráneos y locales se benefician a costa del pueblo, que los subsidia por medio del estado y sufre un servicio calamitoso, que dejo de ser una amenaza para transformarse en un problema letal. Esta es otra arista de la compleja discusión por la soberanía, junto con YPF y todos los servicios y emprendimientos económicos que benefician al gran capital extranjero pero también al local. Por eso la discusión no puede acotarse a la soberanía nacional sino que debe extenderse y contenerse en la idea de soberanía popular y latinoamericana, porque ni el problema de Malvinas, ni el desarrollo de una economía eficiente que beneficie al pueblo en equilibrio con la naturaleza, ni la lucha antiimperialista en su conjunto puede resolverse en la dinámica política y social de nuestras fronteras exclusivamente, sino en solidaridad y sintonía con las luchas sociales y políticas cruciales de nuestro continente, tanto en su historia como en su presente y porvenir. En este sentido deben abonar los intelectuales y los historiadores en particular, la construcción de una historia a contrapelo, de los olvidados, de los oprimidos que en su resistencia y sus avances con la lucha como argumento, insinuaron otros caminos, insinúan otros caminos para revertir la historia. 


La prepotencia británica y los aliados locales

Siendo lo anterior el elemento central de las preocupaciones de una verdadera soberanía nacional y popular, no deja de ser importante remarcar la justicia del reclamo argentino por la soberanía de las islas Malvinas y del atlántico sur. Decimos esto no porque así figure en nuestra propia constitución nacional, o porque desde la primaria hemos aprendido a decir que las Malvinas “son argentinas”, sino porque no se puede ceder ni un ápice a la vocaciones del imperialismo británico que pretende legitimarse en el derecho de conquista., saqueando abiertamente nuestros recursos pesqueros y energéticos y levantando con sumo cinismo la bandera de la autodeterminación de los isleños. Habitantes de un territorio ocupado por una potencia extranjera que viven de la renta que le paga el Reino Unido para mantener allí su estratégica posición. 

Nosotros si algo hemos asumido como socialistas desde los primeros días de nuestra militancia ha sido el derecho a la autodeterminación de los pueblos, de las poblaciones autóctonas y laboriosas de cada país, derecho que las potencias colonialistas no han respetado en el pasado y que han costado cientos de miles de vidas a los países que han tenido que llevar adelante sus guerras de independencia contra estas potencias. Derecho a la autodeterminación que le es sistemáticamente negado a Palestina y al Sahara Occidental de forma abierta; derecho que les es negado de manera tramposa a Haití, Afganistán, Irak y que pretende negársele a Irán. El derecho a la autodeterminación de los pueblos ha sido una conquista que se ha ganado en los campos de batalla, en las discusiones políticas, en los corazones del mundo auténticamente libre. Reino Unido ha desangrado a Irlanda hasta el hartazgo, la ha fraccionado luego  arrogándose la protección de la población británica protestante instalada en el Ulster. El Gobierno Ingles de Cameron, ese del mismo partido Conservador de la Tatcher  que mando a hundir al Buque General Belgrano o del mismísimo Benjamin Disraeli que realizo la operación jurídico-política para coronar a Victoria como emperatriz de la India, jamás atendió los derechos a la autodeterminación de la India y de los pueblos de su orbita imperial, o de sus aliados, como el apoyo brindado a Portugal en sus guerras contra las insurgentes naciones de Angola, Mozambique y Guinea y cabo Verde.

La hipocresía británica solo se funda en su poderío nuclear, y su lugar privilegiado en el Consejo de seguridad de la ONU donde tiene poder de veto para cualquier resolución que pretenda ser vinculante de la Asamblea de Naciones Unidas. Los isleños de Malvinas no pueden autodeterminarse porque son  británicos en suelo extranjero, son población (minúscula) transplantada, nada hay de originarios en ellos. La posición británica es propia de un poder imperial que busca mantener sus posiciones estratégicas desde el punto de vista militar, sus reservas pesqueras y petrolíferas, e incluso la posibilidad de explotación minera submarina, sin nombrar la reclamación que sostiene sobre porción del territorio antártico.   

Otras parecen ser las motivaciones de un grupo de “intelectuales” que ha publicado un documento titulado “Malvinas: una mirada alternativa”. Estos sujetos desconocen que la defensa de las Islas Malvinas por parte del estado argentino no es un tema distractorio azuzado por el “populismo” para engañar a la población (amén de que todo gobierno siempre busca capitalizar políticamente sus iniciativas), sino que constituye una cuestión soberana, de una pertenencia geográfica reconocida incluso por la ONU desde por lo menos 1965 y últimamente con nuevos bríos, por todo el continente nuestroamericano, tanto en declaraciones de organismos como la CELAC o como el ALBA. Pueden discutirse estrategias, señalarse los límites de los intrincados caminos de la diplomacia, pero no es cierto que estemos ante una cruzada nacional-chauvinista. Como señala Atilio Borón “Ante la complejidad que tiene la lucha por recuperar a las islas es importante que en la Argentina se debata el asunto con la seriedad que se merece, sin patrioterismo pero también sin desaprensivos cosmopolitismos”.

La crisis económica internacional toca también al gobierno de Cameron y esto debe ser tenido en cuenta, sin embargo, no resulta ocioso recordar  que el Reino Unido es una de las principales economías del mundo, forma parte de la OTAN y tiene posibilidad de veto en el Consejo de seguridad de la ONU. Cuestión para nada secundaria y que la “alternativa” propuesta por los 17 parece no reconocer. Esto, resulta de primer orden, porque no estamos ante un problema a ser zanjado entre dos naciones en abstracto, sino entre un país potencia y un país periférico.

Por otra parte el grupo de los 17 tampoco reconoce que la estrategia de Dialogo argentina se llevo adelante por todos los gobiernos constitucionales, siendo la aventura guerrerista una fuga hacia delante de un gobierno militar ilegítimo, el apoyo a la guerra que profesaron los argentinos no se puede descontextualizar del marco de un estado terrorista que había eliminado a toda la disidencia política, asesinando, torturando, encarcelando, exiliando y desapareciendo a miles de compatriotas. Un régimen militar que contaba con todo el apoyo propagandístico de los medios masivos de comunicación y además era sostenido desde en lo local por la gran burguesía y desde el extranjero por las mismas potencias imperialistas. La guerra, que pagaron con sus vidas los jóvenes conscriptos de origen popular que fueron dirigidos por cobardes que sólo sabían torturar a una persona atada,  no fue llevada a adelante por las organizaciones populares, sino por esos mismos bloques de poder empresarios, militares y mediáticos, a los que estos “alternativos” desde hace rato pertenecen como intelectuales orgánicos.

Sólo el irracional terror al pueblo, el miedo a un gobierno que se ha desmarcado en algunos puntos de la agenda neoliberal puede llevar a estos sectores a una política en total sintonía con el Reino Unido. A falta de un visible bloque opositor en las filas de los partidos detractores del oficialismo (en este sentido el gobierno ha logrado una unidad en torno a su política) son entonces aquellos que se ubican en el lugar de una voz independiente los que han decidido tomar la iniciativa, algo así como “recoger el guante” que la disidencia de la partidocracia tradicional no se anima a tomar, quizás por convicción genuina en algunos casos, quizás por temor a la impugnación social en otros.  Lo que no deja de sorprender de todas formas es el carácter no sólo opositor sino abiertamente xenófobo contra nuestra condición de sudamericanos, expresada sin tapujos por Sylvina Walger  el Miércoles 15 de febrero de 2012 en La Nación, donde decía “Por favor, dejemos en paz a esos isleños que tienen muchas más posibilidades que nosotros de llegar a ser un país en serio.”

Como dice nuestro compañero Emiliano Ruiz Diaz en su articulo en Marcha del 27 de febrero, “ante este escenario, la intelectualidad de izquierda, tiene una enorme oportunidad para salir a fijar una clara posición, defensora de la soberanía argentina sobre las islas, que se haga cargo de las complejidades del debate y sepa señalar que en todo caso la principal contradicción de la política oficial pasa, no por intentar la recuperación de las Islas Malvinas, sino por proponer una idea de soberanía en un país que sigue siendo dependiente y cuyos principales recursos (mas bien bienes) naturales siguen en manos de grandes multinacionales que se llevan irrisoriamente lo que corresponde a nuestra nación y a nuestro continente. La emancipación, será, por supuesto, efectiva o triste caricatura.”


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